lunes, 19 de agosto de 2013

La chica de la melena

Él, miraba a la inocente chica, todos los días desde su ventana. Siempre se quedaba perplejo de todos los gestos que hacía ella.
Cuando se bebía, poco a poco, una taza de café, nada más despertarse. O cuando se dedicaba a ver la televisión, en su pequeño sofá, ya más entrada  la tarde. Todo. Todo él lo observaba.
No era raro, simplemente la anhelaba, la deseaba. Su mente divagaba por pequeñas ilusiones de sueños y fantasías ideales, en las que ella estaba ahí con él.
La chica de la enorme melena, así él la llamaba.
Una melena más larga que el tiempo perdido en no hacer nada.
Una melena más bella que un susurro del viento en un prado, donde nadie andaba.
Pobre. Tan cercana y tan lejana. ¡A sólo una ventana!

La rutina de deseos del chico no paró. Él y la hermosa chica de la melena. Él y su doncella. Él y su obsesión. Él y su vida.
Hasta que un día, se levantó y no vio café nada más despertarse. No vio televisión en la tarde.
"Seguramente salió ayer y no me dí cuenta." Pensaba, quizás para consolarse, quizás para no pensar que su sueño se había escapado.
Pero pasaron los días y seguía sin verla. La desesperación le consumía, le absorbía.
Su chica, ¿dónde estaba su chica? Su chica, ¿dónde estaba su chica?

La ventana de la dama, permaneció abierta todos los días.
"¿Lo hago o no lo hago? ¿Y si le ha pasado algo y necesita ayuda? Lo hago, mi deseo no puede perecer en lo desconocido."
El chico, hizo un acto de valentía. Una locura. Una osadía. De ventana a ventana. De mundo a mundo.

Ató a un extremo de la cuerda, una plancha de metal que pretendía que se quedará agarrada de la ventana de la extraña, tan conocida.

La lanzó y....

Un intento. Pero falló. Segundo intento. Otro fallo.

"Uno más fuerte, por ella." La cuerda dio con la pata de la mesa del salón. Era muy arriesgado, aferrarse a algo tan poco probable de que aguantara. Pero no le quedaba nada más en la vida que ese sueño. Así que con fuerza, él se agarró a la cuerda y jugó con su vida. La mesa fue arrastrada hacia el borde de la ventana y la cuerda perdió muchísima tensión. Poco le faltó, para precipitarse contra el suelo. Podía ver a toda la gente caminar de lado a lado. Y él, haciendo de trapecista entre dos ventanas.

Cristales rotos, de intentos fallidos, con eso se topó. Algunos traspasaron sus manos, al hacer fuerza para entrar por la ventana. Pero nada importaba. Ahí estaba él. Pero, ¿y la chica de la melena?
Revisó toda la casa. Habitación por habitación. Todo vacío.
La cama sin sabanas si quiera. El armario sin ropa. La cocina sin utensilios. Nada.

Sin remedio, cayó sobre sus rodillas lentamente y comenzó a sollozar. Ya no tenía ilusión. No tenía ánimos. No tenía su sueño.

Las lagrimas le nublaron su vista y cuando fue a retirarlas, algo vio de repente.  Estaba en un lateral del salón.

Era algo pequeño, brillante, hermoso. Pegado a un trozo de papel.


El chico se acercó a observarlo. Lo recogió para verlo mejor.

Había un pequeño mechón de pelo y una nota.

Una nota que decía: "Al chico de la ardiente mirada." 

sábado, 17 de agosto de 2013

Me senté a escribir mis memorias.
Empezando por el primer helado que probé, la primera vez que monté en bicicleta y otros tantos recuerdos pobres que aún conservaba de mi infancia. La inocencia de las cosas picarescas que hacía sin saber que eran y el disfrute de una patada a un balón o una tarde pegado a la televisión observando programas que muchos veían absurdos y yo veía tan increíbles. Todas las tonterías, las risas y las ganas de madurez. De tonta madurez, de crecer y perder de vista todo esto por hacer lo que hacían los mayores. Por reír como adulto, por sufrir como adulto. Por todo.

Luego mis primeros encuentros románticos. El tacto de sus pieles, el olor de sus perfumes, el roce de sus mejillas, el sudor de los dos cuerpos. El nerviosismo de no saber que hacer, las ganas de perderme en su respiración. Las creencias en un amor puro que nadie creía que lo fuera. El dolor por una relación a la que ninguno le importaba. "En tan poco no se puede querer a alguien." Relaciones cortas de una vida corta. Mucho tiempo perdido en vagar de lado a lado, de cabello en cabello. Una juventud, verdadera juventud. Y las ganas de madurez, de tonta madurez. Por querer sentir como un adulto, por querer vivir como un adulto.

Después las fiestas con amigos, con mis perfectos amigos. Los que no lo eran para nada. Los que lo eran para todo. Mis primeros ciegos, mis primeros cigarros. Mi primeras mañanas despertándome con las entrañas gritando, resentidas de la noche anterior. Y mis ganas de crecer, de vivir todo esto como adulto. 
Las ganas del ahorrarme estudiar, de acabar con los exámenes que a mi mente traían loco. Las ganas de terminar con destrozarme la vista pegado a un libro, cuando yo sólo quería salir y vivir.


(...)
No pude seguir escribiendo, no quería seguir escribiendo. No quería que todos supieran que perdí el mejor tiempo de mi vida. Que mi vida se dedicó a guiarse por un camino de monotonía, de agonía. De levantarme en la misma cama todos los días. De vivir como si todos los días fueran el mismo día. Crecí como un adulto y ahora vivo como un adulto. El adulto que desea volver al pasado para avisarse a si mismo de que viva. De que sienta todo lo que pueda, de que no se preocupe por crecer rápido. 

Perdí el tiempo esperando a que llegará el mañana. Cuando llegó, yo no estaba preparado.

Cerré el cuaderno y me acosté. Sufriendo, llorando. En la cama vacía. En mi vida vacía. 

martes, 13 de agosto de 2013

Estaba terminando de fumarme aquel trozo de esperanza en aquella avenida perdida, cuando llegó a mi mente aquel recuerdo.
Todo me daba vueltas, apenas podía enterarme de lo que pasaba a mi alrededor. Lo admito, iba demasiado ciego. Pero lo suficientemente sobrio,  como para saber lo que andaba por mi mente. El humo no había nublado mis pensamientos. Y el recuerdo seguía ahí.
Apenas escupí un poco, para quitarme el mal sabor de boca de whisky del barato. Volví andando a casa. Dando tumbos como siempre. La misma acera que se volvía demasiado corta para recorrerla. Un pequeño paso, otro más. Al poco, dejé de contarlos, todos eran iguales. La memoria casi no me dejaba respirar.
Me estoy muriendo. Intentaba gritar. Me estoy muriendo. Intenté ser respondido.
Y nada, mi memoria seguía ahí, ahogando lo poco que quedaba de vida en mí. Memoria de no encontrar a nadie. Memoria de no saber de nadie. Memoria de no localizar respuesta.
Soledad suplicó mi ayuda. Soledad me dio su mano. Soledad abrazó mi memoria. Soledad fue mi recuerdo.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Anoche bebí demasiado.

Fue salir  y beber whisky por cada esquina. Un whisky perdido, whisky sin hogar. Abandonado ante el miedo y la soledad. Sin futuro ni salvación.

Continuar y tragar ginebra. Ginebra con sabor a puños, con sabor a odio. Quizá con un toque de celos y algo de belleza femenina de por medio.

El ron llegó a mis labios. Ron con traición. Ron sin perdón. Ron con mucho dinero para unos y tan poco para otros. Demasiado ron. Demasiado.

Ahora vodka. Vodka que sabía a mentiras y a corrupción. A desinterés y a poco amor común. A mucha gente engañada y a tan poca beneficiada.

No puedo más. Muchísimo por hoy. Muchísimo.

Completamente borracho, absolutamente borracho. Me lancé a suelo y comencé a vomitar. Demasiada realidad.
Completamente borracho, absolutamente borracho. De realidad, demasiada realidad.





jueves, 1 de agosto de 2013

El robot de la entrada entonaba los anuncios programados para aquellas horas: 

¿Necesita un amante? No se preocupe, pruebe el nuevo amatronix. 100% disponibilidad 24/7 Batería recargable. Nuevo Trivisión con acceso directo a todos los satélites. Deja ya a ese viejo chucho pulgoso. Cyberdog, con todas las ventajas de un perro de verdad. Pruebe la nueva ropa hecha con tejido hipoglucometaloico. Sentirás que no llevas nada, llevando de todo. 

El chico se tapa los oídos, demasiado ruido innecesario. Él había entrado simplemente para ir a comprar la compra semanal, pero le disparaban a los oídos con absurdas ilusiones de progreso. 

Por desgracia, seguía con los ojos abiertos ante una imagen perturbadora. Miles de carros llenos de cosas repetidas o de objetos casi inútiles. Una tostadora con auto-limpieza de la parte quemada de la tostada o un mando a distancia capaz de sacarte las cosas que se te caen entre los rincones del sofá. Estas son sólo algunas de las excentricidades que el pobre chico, llegó a observar. 

"Qué mal siguió el mundo" Comenta el chaval de vida sencilla. "Sabía que eramos esclavos de lo material, pero no pensé que llegaríamos a esto." El inocente incomprendido sigue avanzando por el supermercado
"Todo ha cambiado. Ya no existen alimentos naturales, todo se hace en fábricas de producción masiva y ya cuanto menos contacto humano haya mejor; ahora sólo se permite que las personas supervisen las máquinas." Sigue deambulando de un lado a otro sin encontrar algo que le llame la atención de verdad. "Recuerdo cuando los seres humanos eramos más activos. En aquel entonces, nosotros limpiábamos nuestra propia casa o como mucho pagábamos a alguien para que lo hiciera."Suspira."Ahora es difícil encontrar a alguien que recuerde siquiera lo que es una escoba." 

La soledad parecía su única compañía. Todos en el supermercado iban acompañados o por sus amatronix o algunos pocos por sus parejas. Él no es que fuera feo, es que simplemente no quería estar con nadie. Todos pensaban igual, todos menos él. Todos compraban demasiado, todos menos él.

Pobre chico, él se veía solo, demasiado solo. 

Amatronix, puede ser como quiera que sea. Con todas las ventajas de una persona de verdad pero con botón de apagado. ¡No se sienta solo nunca más! 

"¡No se sienta solo nunca más! ¡Puede ser como quiera que sea!¡No se sienta solo nunca más! ¡Puede ser como quiera que sea!" Por la mente del chico sólo flotaban esas dos frases..."¿Cómo no lo pensé antes? ¡Alguien como yo!" El chico sin pensárselo dos veces compró algo que odiaba pero que ahora amaba. "Sólo comparé esto, lo prometo, sólo esto." 


(Unos meses después)

"Cariño, se ha estropeado la Trivisión." 
Una voz metalizada respondió desde la cocina. "Llama al robetnico querido esposo. Estoy preparando tostadas" 
"A todo esto, ¿dónde está cyberdog?" 








martes, 30 de julio de 2013

La Musa.

La musa exige confianza en uno mismo. Ella me mira siempre, no pasa un solo segundo sin que sus ojos en mi se posen. Espera de mi grandes cosas. 
Los días se pasan hasta convertirse en semanas, ella sigue esperando y aunque pase el tiempo no me abandona. 
No sé como recompensarla, mi mente me pide algo que valga lo que ella; quizás un diamante escrito o un dulce sonar de palabras... algo de eso. 
Sigue el tiempo, y ella sigue esperando. Empiezo a pensar si debería escribir con sangre, quizás eso le gustaría. Ver lo que produce mi corazón y mi mente juntos como si fuera una dulce composición de melodía y letra de alguna canción tan desesperada como yo por satisfacerla a ella. 


¿Qué hacer, qué hacer? ¿Por qué fui bendecido y castigado de tal manera? Es lo que mi mente pregunta...
Entonces la musa se acerca y me dice en un breve susurro,


"No te preocupes por qué hacer para contentarme, tú idea de mí, me ha creado. Yo soy tu obra hecha carne, yo soy tus pensamientos hechos vida"




lunes, 29 de julio de 2013

A ritmo de vals.

Ella y yo, bailábamos como siempre.

Un, dos, tres. Un, dos, tres. 

Como siempre, pero como nunca.

Un, dos, tres. Un, dos, tres. 

El mismo vals de todas las horas, de todos los días. Ese vals que parece nunca acabar.

Un, dos, tres. Un, dos, tres. 

"¿Sabes qué? No me lo he pasado tan bien con nadie jamás." Dice ella con una voz tan dulce como sincera.

Un, dos, tres. Un, dos, tres. 

"¿Seguro? Te he visto muy feliz cuando bailas con el resto." Digo yo, dudando de lo que ella me desvela.

Un, dos, tres. Un, dos, tres. 

"¿A qué te refieres? ¿No confías en mí?" Con una voz que parece indignada me responde. Pero sigue siendo dulce, tan dulce...

Un, dos, tres. Un, dos, tres. 

"No es eso, es que me suelo poner receloso de lo que veo que haces con los otros."

Un, dos, tres. Un, dos, tres. 

"¡¿Pero qué dices?! Te he dado lo que no le he dado a nadie. ¿Cómo te puedes atrever a decirme eso?

Un, dos, tres. Un, dos, tres. Ella comienza a bailar mucho más rápido. 

"Si no fuera así no vería esas expresiones de disfrute de los demás tan impresionantes."

Un, dos, tres. Un, dos, tres. 

"No eras tan estúpido cuando te conocí. En aquel entonces eras tan tímido y tan dulce. Mírate ahora."

Un, dos...tres. Un, dos...tres. El ritmo parece que empieza a ralentizarse. Parece que se le quitan las ganas de seguir bailando. 

"No veo que te importe lo que te digo.  ¿Por qué los otros son felices y yo no?" Le pido una respuesta que viene acompañada de un cansancio insufrible.

Un...dos...tres. Un...dos...tres. 

"Pues si te parece que no te doy lo suficiente, me iré." Dice con los ojos llorosos.

Un................dos..................tres........Un...............dos................tres..........


"Pues vete." Me siento mal y cada vez peor.

Un................dos..................tres..................

"Siento haberte mimado demasiado." Ella se va corriendo con sus cristales cayendo.

Un................dos..................tres.................. Noto como todo se va apagando.

Un..............dos....................

Un............

...............






No es que me queje de lo que soy, es que él está ahí para recordarme lo poco que soy. Me echa una mirada, por todos los rincones de mi apariencia. Y empieza a contar los defectos con la rapidez con la que cualquiera recita la tabla de multiplicar.

"Podrías empezar a moverte más, tu aspecto empieza a dejar que desear. Mira esos ojos, tan comunes. Bueno, mejor no hablar de lo enorme que es tu nariz o lo que esas pecas le hacen a tu cara. Y estás perdiendo la poca forma que cogiste..." Después de continuar diciendo mil y un quejas más, rompe a reír. Esa risa retumba por todos los rincones de mi mente. Escucho como sus pulmones solicitan más aire para continuar con sus carcajadas. 

La furia empieza a llenar mi cuerpo. Soportar esta burla va a acabar conmigo. No puedo más...

Cierro la mano. Y lanzo el puño.


"¡Crash!" 


Cae sangre de ella, pero el otro ha desaparecido. 




sábado, 27 de julio de 2013

"No me lo puedo creer. Estás más guapa después de hacer el amor." 

Yo, de siempre, he tenido cierta afición por quedarme en silencio mirándola. Ella muchas veces me pregunta "¿Qué pasa?" y hay veces en las que no le puedo responder.

Tiene algo que la hace especial, diferente. Todos los hombres se fijan en ella, giran la cabeza cuando pasa y suspiran de regocijo. "Dulce manjar para la vista" piensa más de uno.

Aún así, en lo que se suele quedar embobada la muchedumbre de testosterona, es en su cuerpo, precioso como el de las chicas de su edad. Pobres bobos. Son aprendices de ladrones que no saben diferenciar un verdadero tesoro.

Yo sé que es única, pero no sabría decirte exactamente que es lo más impresionante de ella.

Puede que sean sus ojos. No es por el color, el cual de por si solo es perturbador, sino por lo que se ve que tienen detrás. Es como si  de ellos se pudiera observar todo lo que ha vivido y palpar lo que ha sentido.

O puede que sea su sonrisa.  No hablo de la diaria, sino de la de verdad, la que no le dedica a cualquiera.
Si el resto del mundo la viera, los conflictos dejarían de ser por tontas discusiones y serían por observar unos segundos de sus preciosos marfiles.

Quizás sea su cabello. Su cabello... unos rizos que me invitan a treparlos con mis dedos y con un brillo tan increíble, que si alguna vez la costa se quedará sin faro, ella perfectamente podría ocupar su puesto e iluminar a los náufragos como hizo conmigo cuando andaba perdido.

A mí de las cosas que más me enamoran es su olor. Un olor no forzado ni artificial. Que hace brotar miles de reacciones químicas y físicas en mí. Joder...aquel olor.

Todo esto, da tumbos por mi mente mientras me quedo en silencio de nuevo. Entonces reacciono, "Nada cariño, pensaba en ti." Encantador imbécil que soy. Si fuera capaz de decirle todo lo que quiero decirle.

Ella sonríe, me acaricia con sus labios y el alto al fuego ha acabado.

(...)

Su cuerpo se ha quedado dormido, extenuado.

Yo no he dejado de mirarla, y con sus ojos ella sigue mirándome a mi también.

Me vuelvo a quedar callado. "¿Qué te pasa cielo?" recita con su voz melódica.

"Qué estás aún más guapa después de hacer el amor."


viernes, 26 de julio de 2013

Haciendo honor al nombre.


La verdad es que no sabía como empezar algo tan grandioso (o ínfimo) como pueden ser mis sentimientos escritos. Existen mil y un cosas de las que hablar para hacer una presentación.
Podría inventar algo de mí...como que vivo en el monte y que soy un ser fascinante; o decir alguna verdad como lo bien que sienta no hacer nada después de hacerlo todo.
Pero no creo que sea una buena idea empezar a aburrir nada más abierto el blog.

Así que he pensado, que no estaría nada mal hablar de el porqué del nombre.

Hay mucha gente que piensa que tienes que saber muchísimo para escribir poesía, leer autores hasta reventar y ser más o menos una persona culta. ¿Vosotros pensáis que sea así?
Yo la verdad es que no. Prueba a decir lo que sientes (o piensas) a quien creas que tengas que decírselo en el momento que creas apropiado. ¿Lo has hecho alguna vez? Enhorabuena, hiciste poesía.

Como dijeron una vez "Poesía es hablar con el corazón en la mano."

Poeta es aquel rapero que está escribiendo nuevos temas sobre su barrio, o aquel enamorado que le ha dicho "te quiero" a su Julieta por primera vez. Poetas somos todos. Todos los que amamos, deseamos y tenemos sueños que cumplir. Todos los que odian, esperan, o añoran. Todos.



"En caso de muerte, avise a un buen poeta...."

¿No os ha pasado que escribís/pensáis/decís (lista innumerable de verbos con los que expresarte) y la primera vez le veis un significado, pero más tarde pensándolo le veis muchísimos más?
Pues a mí me ha pasado infinitas veces. Con esta frase me pasó.

Estaba en el baño, (precioso sitio) y me miré en el espejo. Estuve meditando un millar de cosas, cuando de repente me vino a la cabeza la siguiente idea: "¿Si tuvieras que tatuarte una frase cuál sería?"

Y después de buscar miles y miles de pensamientos para dar respuesta a este, me vino el siguiente: "Si me tatúo una frase, quiero que sea una frase de despedida, que sea algo que todos recuerden."

¡Y entonces me vino la frase! Y el primer significado que pensé fue que con bellas palabras alguien sería capaz de devolverme a la vida. (Un significado bastante pobre, de todos los que se le pueden dar.)

Pero la frase, me ha hecho pensar y pensar. "Un buen poeta.... ¿quién es un buen poeta?"

Un buen poeta es Neruda, Alfredo Cuervo, Lorca... etc. Geniales sí,  ¿pero a ellos quiero?

No me conocen, no saben lo que fui...¿Entonces para qué? ¿Palabras bonitas sin sentido?

(...)

¿Quién sería un buen poeta?

Ya os he dicho la respuesta. ¿No os habéis dado cuenta? Os la dí antes de plantear la pregunta.

La persona que cuando hable de mí, hable con el corazón en la mano.

Y por eso el titulo, porque vosotros, personas que puede o puede que no conozca, vais a ser testigos de lo que siento, de lo que pienso, de lo que vivo...en un viaje a través de las palabras. Un viaje de ida, en el que no podrás comprar billete de vuelta, porque algo te haré sentir. Odio, amor, indiferencia, o disgusto.

Os convertiré en poetas. Os convertiré en mis buenos poetas.